Por lo general, se asocia a los farmacéuticos con la dispensación de medicamentos y el asesoramiento. Pero desde la pandemia, su papel se ha ampliado. Además de la vacunación anual, se les reconoce un papel importante en el seguimiento de la salud mental.
Examinamos cómo, como farmacéutico, puede convertirse en un defensor de la salud mental. Y cómo la automatización puede ayudarle a liberar tiempo, permitiéndole centrarse en la atención integral.
Atención posterior
Los farmacéuticos se encuentran entre los profesionales sanitarios más accesibles, ya que los pacientes visitan las farmacias con regularidad. Este contacto frecuente permite a los farmacéuticos detectar cambios en el comportamiento, el estado de ánimo o el uso de la medicación. Todos ellos son indicadores de problemas de salud mental.
Por tanto, los farmacéuticos pueden servir de enlace entre los pacientes y los profesionales especializados en salud mental.
Consejos prácticos
Establecer la confianza a través de la personalización.
Como farmacéutico habitual de un paciente, empiezas a conocer su situación y sus problemas de salud. Sin embargo, haciendo preguntas abiertas y mostrando una preocupación genuina por su bienestar, puede animar a los pacientes a hablar abiertamente sobre su salud mental.
Educar y remitir a los servicios de salud mental.
La salud mental no es un tema fácil. Los farmacéuticos deben aprender a captar las señales, hacer las preguntas adecuadas y actuar cuando sea necesario. La colaboración con los proveedores locales de salud mental puede orientar a los pacientes hacia la atención necesaria. Por último, los problemas de estigmatización deben abordarse con campañas de información en la farmacia (por ejemplo, a través de pantallas digitales) o mediante talleres/sesiones informativas.
Más información sobre salud mental en European Mental Health Week.
Automatización de farmacias y vigilancia de la salud mental
Robots farmacéuticos para tareas rutinarias
Los robots de farmacia automatizan tareas como la clasificación y la dispensación, reduciendo el tiempo que los farmacéuticos dedican a procesos manuales. Esto permite a los farmacéuticos dedicar más tiempo a las consultas de los pacientes y al apoyo en salud mental.
Por lo tanto, la automatización de farmacias ya no es una cuestión de eficiencia, sino de permitir a los farmacéuticos centrarse en el lado humano de la asistencia sanitaria.